¿VAMOS A RESIGNARNOS A DECIR ADIÓS AL TREN DE PASAJEROS?

Guillermo Carmona pone la lupa en la interrupción del nuevo servicio de trenes de pasajeros que con esfuerzo de todos había llegado hasta Palmira

Por Guillermo Carmona

De manera oscura, sin mayores precisiones, Trenes Argentinos anunció que el tren Mendoza-Buenos Aires no va a circular, alegando razones operativas. La comunicación oficial no lo dice de manera fehaciente, pero todo indica que es una decisión definitiva: no va a circular más. Es demasiado evidente que esto es parte del plan de desmantelamiento del Estado y que tiene que ver con el salvajismo de las medidas de ajuste del gobierno nacional. Hoy supimos que comenzaron los despidos de personal ferroviario, que los servicios empiezan a recortarse o eliminarse y que el ferrocarril vuelve a ser objeto del desguace y del saqueo.

¿Reacciones? Pocas por ahora… Al gobierno provincial parece no importarle. En la prensa algunas notas de tono melancólico dan cuenta de la noticia. En ese contexto es destacable que la diputada Gabriela Lizana haya presentado un proyecto en la Legislatura provincial instando al gobierno provincial a que haga algo para revertir la decisión nacional.

Parece que aún no nos cae la ficha que lo que nos costó recuperar 30 años el actual gobierno ultraderechista y ultraneoliberal lo está haciendo desaparecer en poco más de tres meses. 30 años de lucha de un grupo no muy numeroso de trabajadores, dirigentes gremiales, profesionales y académicos y de algunos dirigentes políticos está esfumándose casi desapercibidamente, en medio de un vendaval de medidas de ajuste y destrucción que dificultan la reacción oportuna que una decisión de estas dimensiones merece. Están destruyendo años de esfuerzo de algunos funcionarios visionarios que, en consuno con los gremios ferroviarios, decidieron hacer posible lo que parecía inalcanzable: el reimpulso al tren de cargas, la vuelta del tren de pasajeros, la recuperación de vías y material rodante, la paulatina modernización, la generación de puestos de trabajo genuino, la prestación de un servicio de transporte de calidad que debería reducir los tiempos del itinerario completo con la adopción de las medidas adecuadas de seguridad.

Cuando Mendoza soñó con tener un desarrollo planificado, en el proceso que iniciamos con la implementación de la Ley de Ordenamiento Territorial y Usos del suelo, los principales actores de ese proceso público-privado coincidimos en que la recuperación del tren debía ser una prioridad estratégica. Tarde y de manera parcial se empezó a lograr ese objetivo, más por la pertinacia de algunos gobiernos nacionales que por la acción provincial, marcada por el casi nulo compromiso de los últimos gobiernos mendocinos.

El tren de pasajeros Mendoza-Buenos Aires era un paso imprescindible para dar impulso a un proceso de recuperación del resto del viejo entramado de ramales que articulaban por dentro a las distintas regiones de la provincia de Mendoza. Este retroceso que estamos sufriendo implicará el abandono de ese objetivo que debería ser una prioridad de todo gobierno provincial ¿Tendremos que conformarnos con que solo los mendocinos del Área Metropolitana cuenten con un sistema metrotranviario? Me resisto a aceptar que renunciemos con nuestra pasividad a una política que representa una condición necesaria del desarrollo provincial.

Van a decir que el servicio desde y hacia Buenos Aires era ineficiente y no sostenible. No es algo nuevo. Ya vimos como la mayoría de los generadores de opinión pública de la provincia, azuzados por el gobierno provincial, le bajaron el precio al anuncio presidencial que se hizo hace un año atrás y buscaron ridiculizar el nuevo servicio por el tiempo que tardaba el tren en llegar a destino. Miles de usuarios desmintieron a los incrédulos y destacaron la calidad del servicio, su costo accesible, la posibilidad de llegar hasta los destinos intermedios en pueblos que ya mostraban síntomas de recuperación con el regreso del tren. ¿Y qué decir de Palmira, esa ciudad que revivía tras décadas de recibir los golpes despiadados de decisiones gubernamentales que hipotecaron su futuro?

No creo que tengamos que aceptar esto que está ocurriendo. No creo que tengamos que volver a recordar y hablar del tren de pasajeros con nostalgia. No creo que nos tengamos que resignar otra vez a esperar décadas. La clausura del tren requiere de la movilización de la opinión pública tras un claro mensaje dirigido al gobierno nacional y al provincial: no lo vamos a tolerar, vamos a reclamar hasta que el servicio ferroviario se restablezca, vamos a señalar a los responsables de esta decisión que afecta nuestro presente y compromete nuestro futuro.

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