Podíamos con él putear al largo imperio de la reina que tantas veces nos sometió, podíamos ganar en todas las canchas, con el grito de les sumergides del mundo. Que se podía enfrentar al imperio de Bush y sus socios con la nueva vuelta del ALCA, que podíamos bancar a Cuba, a laRevolución Bolivariana y a Cristina porque el genio lo hacía en todos lados.
Diego, permitió soñar y cumplir los sueños populares, en un pedazo de tierra donde todo cuesta mucho, en una época dura de ajustes, hambre y abandono, por eso sigue viviendo y al mismo tiempo generó tanto dolor en todo el mundo. Soñamos con las pelis, las telenovelas y los libros, pero pocas veces sentimos el sueño realizado cuando otro lo hace, meter el gol de la historia, ganar el ,mundial lo bajó a la tierra. La alegría explota y por un rato creemos en la bandera, la patria y los proyectos. No importa nada, le ganamos a los ingleses.
Los pueblos no sólo viven de comida y protección también sueñan y proyectan, también se alegran y lloran, eso es básico para la vida, esa energía surge muchas veces de lo colectivo, del espacio de todos y todas. Por eso el fútbol construye tantas alegrías y bajones, porque es de los pocos espacios tan grupales, tan de muchas y muchos. Y ahí explotó Diego, ahí construyó como ninguno. Y la alegría es más alegría cuando es de todas y todos, la del abrazo a desconocidos en la calle, la del amor a la madera y el canto sin final.
Los pueblos también construyen sus ídolos y festejan y lloran con ellas y ellos, por ellas y ellos. Eso siempre les molesta a los garcas y los fríos economistas, como dice Silvio, les molesta la vida , les molesta el amor.