¿QUIEN LE DA LA COMIDA AL LEÓN?

Por Patrick Boulet

jerelaut@yahoo.com.ar

Diego, permitió soñar y cumplir los sueños populares, en un pedazo
de tierra donde todo cuesta mucho, en una época dura de ajustes, hambre y
abandono, por eso sigue viviendo y al mismo tiempo generó tanto dolor en
todo el mundo. Soñamos con las pelis, las telenovelas y los libros, pero
pocas veces sentimos el sueño realizado cuando otro lo hace, meter el gol
de la historia, ganar el mundial lo bajó a la tierra. La alegría explota y por
un rato creemos en la bandera, la patria y los proyectos. No importa nada,
le ganamos a los ingleses.
Pocos mortales logran eso, pocos también generan tanto dolor planetario al irse.

Villa Fiorito es un barrio popular en Lomas de Zamora, tirando hacia el Riachuelo. Hoy con algunas calles de asfalto y casas de laburantes. Aún hay muchas calles de tierra, la luz no llega a todos lados y las cloacas menos y el barro, siempre el barro. Cuentan que en los 60-70 era un  pantano casi, con yuyos altos y todos los bichos del mundo, con mucho menos casas que ahora.
Como antes, viven migrantes del norte argentino y algunas/as de la Patria Grande. Un lugar más del oeste del primer cordón del Gran Buenos Aires, tan pobre como otros, con tanta historia decarencias y tantos sueños escondidos en techos bajos.
En Fiorito nació el “Pelu “ o el “Pelusa”, un pibe que jugaba raro como si fuera de otro planeta, muy petisito y flaquito amagaba y giraba en el potrero de barro y además le pegaba fuerte con la zurda. Hablaba poco y con cierto tono correntino y siempre le gustó la piba de la otra cuadra.
A los 11 salió en Clarín y fue a Sábados Circulares, a la misma edad viajó a todos lados con los Cebollitas. De ahí no paró nunca de ser mirado, mucho para cualquier niño, mucho para cualquiera..

A los 13, Diego era lo más interesante de cada partido de Argentino Juniors haciendo payanitas en el entretiempo y a los 15 empezó a ser el ídolo del pueblo. Y a hacerse cargo de todas y todos los que estaban cerca o iban llegando. Quizás desde que le pidió a su padre que no laburara más, siempre sintió que sus padres, sus 7 hermanes, sus familias. La de sus amigues, la de Claudia y tantas más eran su obligación. También el Nacional,  la Liga, la Serie A, la Champion y el Mundial. Y todas las batallas de la vida diaria, además de ser ejemplo, imagen y no sé cuantas más que el capitalismo planetario pueda transar en el mercado. Cuando se relajaba , se cansaba de eso, solía decir, “no soy ejemplo, ese búsquenlo en sus casas”

Como si no tuviera cosas sobre sus hombros, se cargó la lucha contra el negocio del fútbol, y nos sentíamos que podíamos insultar a Havelange o Blatter con él, que también había alguien que decía lo que sospechábamos, todo se compra y todo se vende, también en las canchas.
Quizás, nadie puede ser Diego, como en La Vida es Tómbola, y por eso imposible sentir, explicar lo que se sentía cuando todas y todos lo miraban pero podemos pensar que nos hizo sentir su vuelo en el fútbol y su coraje en todas las canchas de la vida. Su epopeya siempre parecía la argentinidad incompleta, atacada , sufrida, con final incierto y generalmente malo. Al pueblo no le va bien en el capitalismos dependiente, a sus ídolos tampoco, pero siempre peleamos, siempre intentamos, como él.

Podíamos con él putear al largo imperio de la reina que tantas veces nos sometió, podíamos ganar en todas las canchas, con el grito de les sumergides del mundo. Que se podía enfrentar al imperio de Bush y sus socios con la nueva vuelta del ALCA, que podíamos bancar a Cuba, a laRevolución Bolivariana y a Cristina porque el genio lo hacía en todos lados.
Diego, permitió soñar y cumplir los sueños populares, en un pedazo de tierra donde todo cuesta mucho, en una época dura de ajustes, hambre y abandono, por eso sigue viviendo y al mismo tiempo generó tanto dolor en todo el mundo. Soñamos con las pelis, las telenovelas y los libros, pero pocas veces sentimos el sueño realizado  cuando otro lo hace, meter el gol de la historia, ganar el ,mundial lo bajó a la tierra. La alegría explota y por un rato creemos en la bandera, la patria y los proyectos. No importa nada, le  ganamos a los ingleses.
Los pueblos no sólo viven de comida y protección también sueñan y proyectan, también se alegran y lloran, eso es básico para la vida, esa energía surge muchas veces de lo colectivo, del espacio de todos y todas. Por eso el fútbol construye tantas alegrías y bajones, porque es de los pocos espacios tan grupales, tan de muchas y muchos. Y ahí explotó Diego, ahí construyó como ninguno. Y la alegría es más alegría cuando es de todas y todos, la del abrazo a desconocidos en la calle, la del amor a la madera y el canto sin final.
Los pueblos también construyen sus ídolos y festejan y lloran con ellas y ellos, por ellas y ellos. Eso siempre les molesta a los garcas y los fríos economistas, como dice Silvio, les molesta la vida , les molesta el amor.

También era el de los conflictos, la peleas y las falopa,tan parecido a muchas y muchos en el dolor y los fracasos. Pocos mortales logran eso, pocos también generan tanto dolor planetario.
Después el pibe que hacía soñar también se llenó de contradicciones y de pifias grosas. No reconocer sus hijes o hacerlo tardíamente, supuestas historias con menores (nunca comprobadas y con una sólo foto, ¿trucada?, difundida hasta el hartazgo) y violencia de género. Nada para justificar ahí, no le hace falta a Diego y menos a nosotres. Que bueno que el feminismo denuncié eso hoy, y también notorio que la derecha, que nada de la humanidad le importa, se suba a esta denuncia tan justa.
Cuenta la leyenda que en los Emiratos Árabes, un sheik , le regaló un palacio que incluía un zoológico. Diego lo miró y le preguntó , “Maestro, ¿Quién le da de comer la león?“.
Hasta la victoria siempre, Diego

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