LA POSESIÓN DEL CUERPO, COMO EXTENSIÓN DE LA SOBERANÍA TERRITORIAL

 

“El disciplinamiento de género y la violencia sexual son armas del terrorismo de Estado donde se ejerce un control sobre el territorio, sobre el espacio y sobre los cuerpos”.

Por Vero Benitez

Ciudad Juárez (México) es un lugar emblemático del sufrimiento de las mujeres. En el libro de Rita Segato “La escritura en el cuerpo de las mujeres asesinadas en Ciudad Juárez”, la autora plantea que allí más que en cualquier lugar se vuelve real el lema “el cuerpo de la mujer, cuerpo en peligro”. Esta ciudad es ejemplo de  cómo están organizados y sostenidos los femicidios con la ayuda y colaboración de las fuerzas del Estado. La violencia contra las mujeres parece perpetuarse en un pacto que  participan diferentes actores sociales que dan lugar a un “segundo Estado” que actúa y se reproduce por debajo de la ley.

Latinoamérica ha sido testigo a lo largo de las dictaduras cívico militares y gobiernos represivos neoliberales de la violencia sexual contra mujeres, niñxs y disidencias. Si la regla es el disciplinamiento, las mujeres somos las victimas principales de este sistema de control. Este sistema que disciplina y castiga a los sectores vulnerados para llevar a cabo el plan de ajuste y saqueo. En esta apropiación de la soberanía territorial también incluye la soberanía sobre nuestros cuerpos, cuerpos que parecen pertenecerle al orden establecido.

En Chile hace varias semanas que una masa, en principio homogénea liderada por jóvenes y luego extendida a todos los rincones populares del país, alza su voz sobre las calles en contra del nefasto modelo neoliberal que encabeza el presidente Piñera. A partir de estos sucesos donde la represión, el estado de excepción, el toque de queda y la persecución de manifestantes se hizo moneda corriente comenzaron a salir a la luz las vejaciones sexuales a las mujeres.

Una vez más, somos testigos del espanto y el horror planificado desde el Estado chileno.  Mujeres, jóvenes y niñxs salen de manera espontánea a reclamar en contra de un modelo que está acabado, no hay más lugar para exclusión, quieren entrar todxs. En esa puja de intereses donde los sujetos y sujetas encuentran la represión, el castigo, la violencia y hasta la muerte nuevamente visibilizamos que las mujeres somos las principales víctimas.

Quienes vivieron la dictadura de Pinochet se encuentran con temor de salir a la calle, y en varios medios de comunicación alternativos y redes sociales los ciudadanos y ciudadanas expresan  el miedo y describen las situaciones que van viviendo. Desde personas que son llevadas de sus hogares en horas de la noche hasta desaparecidos y torturas, Piñera no se priva de nada.

La situación de las mujeres que participan de las protestas es señalada con preocupación por organizaciones como la Red Chilena Contra la Violencia hacia las mujeres y el Instituto Nacional de Derechos Humanos (INDH). Son de público conocimiento los relatos y denuncias de torturas y violaciones por parte de carabineros, en el marco de detenciones.

. La posesión del cuerpo, como extensión de la soberanía territorial, viene a reforzar este poder patriarcal que está por encima de la ley imperante. La violación sexual tiene un rasgo de  conjugar el control físico y moral de la víctima. Apropiarse de los cuerpos en espacios públicos y en este caso con el apoyo de fuerzas de seguridad estatal, tiene como finalidad mostrar que se puede. En cierta medida, ese poder viene a legitimar de algún modo, la violencia ejercida.

Hay que romper con esa legitimidad que avanza en el campo simbólico y en la construcción de sentido, desde las políticas de Estado y los medios de comunicación.  Hay que romper principalmente el cerco mediático, hoy cuestionado también en Chile. Todo se cuestiona, todo se puede ver como en una vidriera. La desigualdad, el poder económico concentrado, el poder político cómplice, las fuerzas de seguridad que aleccionan a los ciudadanos y ciudadanas. Se puede ver cómo el capitalismo actúa y arrasa con todo lo que tiene a su paso y cómo  sus primeras víctimas por lo general, somos las mujeres.  Porque vivimos (y morimos) en desventaja aún en la desventaja.

 


 

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2 thoughts on “LA POSESIÓN DEL CUERPO, COMO EXTENSIÓN DE LA SOBERANÍA TERRITORIAL

  1. Muy bueno Veto, sin duda la posesión de los cuerpos y su absoluto control es uno de los dueños de la derecha. Por eso la ocupación de las calles suele ser tan disruptiva, es el espacio de los cuerpos libres y al mismo tiempo la irrupción del cuerpo colectivo.

  2. Muy bueno Vero, sin duda la posesión de los cuerpos y su absoluto control es uno de los sueños de la derecha. Por eso la ocupación de las calles suele ser tan disruptiva, es el espacio de los cuerpos libres y al mismo tiempo la irrupción del cuerpo colectivo.

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