Una completa entrevista a Marcelo Padilla realizada por Alejandro Crimi en su blog
En toda ciudad –que no se considere un infierno– suelen haber algunas personas que se desmarcan en forma radical de lo políticamente correcto y despiertan amores y odios. Se trata de individuos que transgreden los pudores sociales y meten el dedo (u otros órganos) donde no se espera que lo hagan. Y, por supuesto, desatan tormentas.
Pero es importante comprender que estas personas son esenciales para cualquier sistema político que se estime democrático, ya que funcionan como verdaderos emergentes sociales y permiten la visibilidad de determinados conflictos.
¿Qué sería de la democracia sin esta gente?
En la ciudad de Mendoza (Argentina), una de estas personas es sin dudas Marmat. Y la charla informal que se ofrece a continuación intenta conocer mejor la naturaleza de su pensamiento contestatario.
Marcelo “Marmat” Padilla nació el 9 de abril de 1968 en San Juan, y desde los 7 años vive en Mendoza. Intentar clasificarlo es un ejercicio de mezquindad. Lideró una importante banda de rock y fue un referente de la bohemia mendocina del fin de siglo pasado. Es escritor, periodista, perfomer, militante, sociólogo, docente universitario, activista, viajero, outsider y un gran conversador. Se ha caído varias veces, incluso algunos aseguran que ha llegado a tocar fondo, pero siempre se levanta con más fuerza y nuevas ideas. Tipo rudo si los hay. Anarquista por instinto y peronista de corazón, Marmat anda por el mundo apretando el acelerador y se desmarca de las clasificaciones.
Culto, polémico, honesto, inconformista, enemigo de los eufemismos, peleón, inteligente y provocador. Coincidir en todo con Marmat es casi imposible, pero desconocer sus aportes culturales es cosa de necios o ignorantes. Su vitalidad genera debates, abre espacios, diversifica los discursos, potencia las voces de los sectores sociales más frágiles y desata la ira de los conservadores.
