EL LOCO SITUADO

 

Por Rodrigo Aguilar

11:11 esta detenido el reloj, en varias escenas y lugares, el tiempo se ha detenido a las 11:11 hs. El protagonista, el Guasón, esta situado ahí. En un plano temporal inmóvil que no es sino una gran figura metafórica del momento de una sociedad, que hace ya más de 50 años parece estar estructurada sobre una división resultante del debilitamiento constante y regular del modo de vida colectivo anterior. Una sociedad que todos los días se resquebraja en su idea mas esencial; un conjunto tolerable de relaciones compartidas. Una sociedad que estalla en mil pedazos pero más que nada estalla pieles adentro.

Esta historia del Guasón es la de un hombre estallado por lo  que ocurre ahí afuera, aca cerca, en la parada del micro, en la esquina a las piñas, en el bolsillo que implosiona y angustia, en el abandono a los viejos y a los locos, en los microestallidos de violencia diaria que preservan y conservan las tradiciones violentas que forjaron estos suelos de occidente.   Y es la historia de la sangre, o te parece que ese tipo pintandose una sonrisa con la sangre de su boca es sólo una actuación perfecta de Joaquin Phoenix. A propósito, el actor ha desaparecido a la mitad de la película, luego es imposible encontrarlo detrás del monstruo.

Tenía razón el viejo loco de Marx.  El capitalismo, o esa forma de acumular tiempo, dinero y cultura; tiene una dinámica propia, invisible y omnipresente que consiste en crear un flujo de productos materiales y culturales  que se dirigen hacia los dueños de todo y vacía paulatinamente a los demás. Así, descripto en modo lineal, nos permite rápidamente llegar a donde están las causas del origen de la frontera que ya separó los continentes sociales internos de cada pueblo. Así fueron naciendo los ghettos, los barrios, la “pobreza estructural” que no es otra cosa que los bolsones de las ciudades donde vivir consiste en pasarla mal. Exagera el personaje para que la obscenidad de la desigualdad estructural se muestre y dice” no hay un solo minuto que yo no haya estado mal”.  Al mismo tiempo de los que no dejan de pasarla bien. Todo en el mismo territorio, ya no en la misma sociedad.

A esta altura el ojo avezado en Ciencias Sociales seguramente preguntará por la ausencia de Estado en este pobre análisis. Pero es que preferí que lo desdoblaramos en el Estado ejecutor que adopta dispositivos de poder represivos, manicomiales y ajustadamente asistenciales. El mismo que desconoce y subestima los intereses y las pequeñas felicidades de los trabajadores y construye la falsa opción electoral entre quienes abiertamente construirán al enemigo interno (al pobre, al inmigrante, al que no puede sino ser un payaso y esconderse detrás de la máscara),y entre quienes creen que la solución esta en disminuir unos dígitos, las mediciones de los índices de infelicidad que azotan a las mayorías. Es el Estado en forma de uniforme,gas y cárcel, o en forma de pastilla y paredes blancas. El otro Estado es el de la persuasión. Como si no, aceptarían millones de personas el tránsito diario por las ciudades de basura (otra metafora excepcional de la peli), ¿donde encontrar los momentos y los paraísos negados?. En los medios,  donde la moral de la hegemonía logrará la fuga y la negación . Y sobre todo la adopción de una forma de pensar útil para las élites que culpan del mal (y hace una cultura de esto),  a quienes la marea de la historia depósito en los margenes para quienes creen en una cartografía de centro; para el resto, en el ojo del huracán.

Juntos van entonces Estado y poder y avanzaran sobre el cuerpo del Guasón y al mismo tiempo bajo la forma patriarcal avanzaron antes sobre el cuerpo de la mujer, que habrá caído ya cuando nuestro héroe ha trocado de sparring basura social a redentor anónimo contra la cima de la pirámide. Redentor desquiciado que se siente libre y feliz cuando deja las pastillas, cuando la música se une con la belleza, cuando el desquicio le dejar ver la putrefacción de esa moral sistémica que es capaz de de ser condescendiente y burlona a la vez, que se atreve a decir lo que esta bien y lo que esta mal.  Y reconocerá con total nitidez el teatro de operaciones, el tablero de mando de la no-sociedad y allí va a ir darle de puntin a la mesa, para que salte y explote todo. Para retomar el control de lo que esta bien, como sea, incluso matando a los culpables. Y cuando explota van a a ir a saquear, donde sino, a democratizar el goce de los bienes que paradojicamente le robo la propiedad privada al “trabajo socialmente necesario” que los creó.

Es política entonces? No. Si la búsqueda esta en una dirección, una causa y en una organicidad, nada de eso esta aquí; porque como toda tragedia busca los universales, las simplificaciones que sean representativas a los múltiples universos que se crían bajo el capitalismo occidental. Y esta bien el planteo porque en ningún momento deja de ser una resistencia de grito y  goce, una estetica del mecagoentodaestamierdaquenostapo.

Sí es política. Cuestiona el plexo normativo dirían los abogados, en su base de la propiedad y la concentración que lo sustenta, lo desconoce; y entonces no puede sino ser una causa política en cuanto es el sujeto el que; atravesado por el modelo conductual y aferrado por el mensaje cultural; lo intentará desatar. Hará política con el mismo y exageradamente (todo lo exagerado en esta obra quiere vomitarte encima), eso desatará la política en el colectivo de cuerpos, que vibrarán en tonos similares. Que sentido político tiene entonces? el de la felicidad, porque la gran frustración del Guasón es que no lo dejan reír, sufre la risa casi como una condena (hasta tarjeta de loco tiene por reír); y por eso la risa es la salida del infierno de la tristeza global.

Porque los pueblos buscan la felicidad al fin de cuentas y eso deberían recordarlo todos los días quienes se aprestan a tomar el gobierno en la Argentina, más teniendo el antecedente de quienes lograron construir una sociedad en el siglo pasado bajo la práctica material y conceptual de una justicia social que integró, que unió, aunque sea bajo una idea en constante intención. Tremenda tarea en un mundo que mientras tanto prepara ejercitos de máquinas (IA), para no tener ya que ni ver, ni oler, ni tocar,  esa risa grotesca de quienes alguna vez fueron parte de la sociedad moderna y hoy habitan los pasillos donde se cocina el futuro del siglo XXI.


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