Por: Gisela Marsala Cardona
Fotos: Micca Pertuzzo
La hoja está en blanco, me mira vacía, ansiosa por ser colmada de palabras que intenten expresar un poquito de tanto, sabiendo que solo sería una partecita, un pedacito. Me pregunto qué es lo que queda por decir de este espacio único en el mundo, el Encuentro Nacional de Mujeres. Seguramente muchísimo habiendo transcurrido una historia de 34 años. Estuve ahí, en La Plata, celebrando la solidaridad, el gremio que se agranda, los debates saldados, las conquistas logradas y las nuevas problematizaciones que nos siguen empujando a crecer. Y así, cumpliendo mis 15 años desde el primer Encuentro del que participé, es que llego hasta acá, desafiante con la hoja en blanco que me invita a compartir desde la comunicación situada en la que activismos, militancias y periodismo feminista se van dando la mano en los últimos años.
La marea.
Los días 12, 13 y 14 de octubre se llevó adelante en la Ciudad de La Plata el 34° Encuentro Nacional de Mujeres. Cada año de manera ininterrumpida desde 1986, se realiza en octubre este ritual que no para de crecer. “Algo cambia en cada mujer que participa”, suena como mantra año a año y parece ser cierto para la inmensa mayoría. Es que cada ciudad por las que pasa este Encuentro es tomada por mujeres, lesbianas, travestis y trans: trenes, colectivos, escuelas, universidades, hoteles, clubes, campings, restaurantes, bares y cafés. Todo, absolutamente todo, se tiñe de violeta feminista durante tres días. ¿Por qué se juntan? ¿Para qué? ¿Qué supone para cada una de ellas estar fuera de sus hogares durante un fin de semana al año? ¿Cómo es que hace tantos sucede este enorme fenómeno y aún hay miles de personas que desconocen su existencia? ¿Qué debaten? ¿Cómo se enteran, cómo llegan, quién las lleva hasta allí? ¿Qué pasa con quienes fueron hasta alguna ciudad a vivir el Encuentro y luego ya no regresaron porque quedaron en el camino? Son más preguntas que respuestas las que van marcando el camino.
Con más de 60 mil encuentreras participando activamente de 100 talleres simultáneos y con más de 200 mil en la marcha, se llevó adelante el Encuentro más masivo de la historia argentina. Un movimiento que se encontró para exigirle al gobierno nacional, provincial y municipal políticas públicas y presupuesto para resolver los problemas que atraviesan a las mujeres y cuerpos feminizados. La aprobación de la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo y la Ley de Emergencia en Violencia de Género, en el marco de un modelo económico, político y social que golpea con más fuerza a las mujeres, que son las primeras despedidas y las más precarizadas.
Sábado. Ciudad de La Plata. Argentina.
Cada Encuentro comienza con el acto de Apertura por la mañana, mientras van llegando las miles de todo el país, delegaciones enteras por provincias, mujeres sueltas, en familia, entre amigas y compañeras. Este año fuertes tormentas eléctricas impidieron que el mismo pudiera llevarse adelante, para garantizar la seguridad de las encuentreras al aire libre. El documento preparado por la Comisión Organizadora de La Plata es extenso, muy rico en posicionamientos, aborda gran cantidad de temas que son de debate permanente en la lucha feminista contemporánea y se puede acceder a él haciendo click aquí
Mientras tanto, una enorme movilización pisaba charcos por las calles platenses, con la consiga “Somos Plurinacional”, para que los Encuentros -hasta ahora “nacionales”- comiencen a nombrar bajo el reconocimiento de la plurinacionalidad, todos aquellos pueblos originarios invisibilizados desde la conquista europea. Tema que está en debate en el movimiento, que va más allá del cambio de nombre de este espacio autoconvocado, y que implica un posicionamiento distinto, disruptivo que desenfoca la tradición y nos conecta con el linaje ancestral de cada una.
Por la tarde funcionaron los Talleres en escuelas y universidades públicas de La Plata. ¿Las temáticas? Todas. Desde el trabajo, a las organizaciones sindicales, pobreza, desocupación, cooperativistas, fábricas recuperadas y de la economía popular. Sexualidades y derechos sexuales, maternidades y aborto. Lesbianismo y diversidades. Indígenas, originarias, afro y negroargentinas. Maltratos y violencias, femicidios, abuso y explotación sexual. Trabajo sexual y abolicionismo. Justicia, familia, salud, discapacidad, cárcel y encierro, educación, ciencia y tecnología, arte y cultura. Poder, política, organizaciones barriales, derechos humanos, economía. Migraciones, antiimperialismo, integración latinoamericana. Religiones, genocidios en territorios indígenas. Medios de comunicación y trabajadoras de prensa. Luchas ambientales. Deportes y artes marciales.
Verán, la cantidad es mucha y la diversidad bien amplia. Riqueza clave de esta trinchera de resistencia y organización en Argentina. La dinámica de los talleres es en ronda, todas se pueden ver a los ojos, se autoconvocan, es decir, va la que quiere y en el encuentro con la otra y otre, es que comienza a circular la palabra, la experiencia y la política. No hay quienes disertan ni exponen desde un atril de nada, sino que la voz de todas vale lo mismo. Pero también y mientras tanto, se llevaron adelante charlas, conversatorios, asambleas, presentaciones de libros, cortometrajes y películas, muestras fotográficas, obras de teatro, música, danzas; y una enorme y variada “peatonal feminista” con puestos feriantes de todo el país.
Domingo. La misa y las diosas.
Tempranito arriba, suenan los despertadores y comienzan a girar los mates. Mujeres, lesbianas, travestis, trans, niñas, jóvenes, adultas y las viejas sabias. De ciudades desde el centro del poder, a los cordones industriales, barrios obreros, de clases medias y desde bien abajo de la Matria sublevada. Las hay de todos lados copando las aulas de la educación pública argentina. Las hay negras y muy blancas, feministas heterosexuales, bisexuales y tortas. Las mujeres de la Pacha Mama que llegan a hacer del Encuentro ese lugar que honramos y respetamos con cada círculo, en el paso del sol y la luna durante esos tres días, con las mujeres indígenas de los pueblos originarios de nuestros territorios. Todas a seguir participando en los talleres.
Por la tarde, conclusiones de cada temática para que quede en el registro de los 34 años encuentreros y la previa del pogo más esperado. Kilómetros de movilización permanente, apretadita. La marcha abrió con la Comisión Organizadora de la Plata, que trabajó todo el año para albergar, contener y dar la bienvenida; luego autoconvocadas de todas las provincias, organizaciones feministas, de mujeres y disidencias sexo-genéricas, indígenas y migrantes, organizaciones políticas, sindicales, partidarias, barriales, movimientos populares sociales con las últimas de la fila y la Economía Popular. Todas haciendo el Encuentro, politizando violencias y exigiendo derechos por ganar. Verde. Muy verde. Sabiendo que más temprano que tarde el aborto será ley en Argentina y que el próximo gobierno popular, que a decir por las mayorías en las PASO, será peronista; tiene un enorme desafío por delante y una marea organizada en los barrios y en las calles para sostenerlo.
El día terminó en el Estadio Único de La Plata con las miles enfiestadas, compartiendo la música en vivo, la mística y la alegría de sabernos ejemplo en el mundo y la región latinoamericana, por el logro de las décadas de Encuentro para la liberación de cada une y de todes y en el impulso de políticas públicas de Estado.
Lunes. El cierre y el regreso a casa.
Por la mañana se realizó el cierre del 34° Encuentro Nacional de Mujeres, profundizando un debate que viene tomando fuerza, ir hacia el Encuentro Plurinacional de Mujeres, Lesbianas, Travetis, Trans y Cuerpos no binaries. Problematización necesaria para repensar-nos en clave siglo XXI, que no está saldada pero que ha quedado definitivamente instalada y de la cual el movimiento debe hacerse cargo, cuidando lo construido y poniendo la unidad en la diversidad por encima de todos los debates y diferencias. Porque el tiempo es superior al espacio, la realidad sin dudas es superior a la idea y el todo, superior a la parte. ¡Vamos a por ello!
Allí se propusieron posibles lugares para realizar el próximo Encuentro y por aplausómetro de las presentes, se eligió a San Luis como sede del 35° Encuentro en el año 2020. Será la primera vez que esta marea llegue hasta allí y en palabras de las futuras organizadoras “en San Luis también se sufre la violencia de género y el hambre de nuestros hijos, pero luchamos y tenemos como guía los faros violetas. Pateando las calles, unidas, hemos conseguido que se cree el Programa de Salud Reproductiva, el Ministerio de la Mujer, que comience a implementarse la ley de Educación Sexual Integral y refugios para mujeres en situación de violencia”.
Compañeras, el Encuentro es de todas. Autónomo, democrático, plurinacional, autoconvocado, federal, autofinanciado, diverso, plural, horizontal, de las mujeres, lesbianas, travestis y trans. Un ciclo entero se abre por delante para seguir escribiendo, protagonizando y transformando desde la justicia social, la independencia económica y la soberanía política, el conjunto de nuestras vidas. Vivir para contarlo y contarlo para vivirlo, es el intento de estas palabras.
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