Por Sergio Mansilla
s.mansilla.v@gmail.com
Escribo esta líneas antes de la elección general presidencial del 27 de octubre. Hago notar este hecho para deslindar cualquier circunstancia que parezca una lectura con el diario del lunes 28.
Erramos si nos olvidamos que el Peronismo ES el Movimiento Nacional, por lo tanto ES la Nación. Esto siempre suena “raro” a quienes dudan o niegan la existencia de algo que se le pueda llamar Nación o Ser Nacional. Pero existe. Y cada vez que no tienen cómo explicar ciertos hechos de su gusto o no, dan vuelta la página o los soslayan. Pero los pueblos tienen una existencia, un ser que no es la suma de todas las individualidades que la componen. Es una entidad que sin tener una carnalidad personal se levanta y existe allí donde surge lo común, la comunidad. Y por supuesto, como todo ser busca su desarrollo y su felicidad, y busca expresarlo.
Esta entidad de los pueblos, acá, en Chile, en Bolivia, Brasil, o en China, Rusia o Europa occidental, tiene cada una sus propias características, historias, héroes, gestas y dioses, y como todo ser se debilita con la división. Y esto lo saben quienes gustan de sojuzgar pueblos e individuos: las oligarquías.
Esto que simplemente describo es para ubicarnos en los sucesos políticos, sociales, culturales y económicos de este último año en la Argentina y en Mendoza, e intentar una lectura a través de lo que el Peronismo nos enseña. Primero, el Movimiento Nacional se expresa más allá de si coincide o no con el gusto de la dirigencia y de algunos de los militantes del Partido que debieran expresarlo y por lo tanto ganar la elección que nos propone este sistema político demoliberal; es decir, si la mayor parte de la población no vota, no elige la opción política propuesta por el Partido Justicialista como herramienta electoral del Movimiento, es porque ese mismo partido no supo o no pudo interpretar las necesidades de la mayoría. Circunstancialmente ha dejado de ser la herramienta política del Movimiento y a pasado a ser un partido político más del sistema del régimen liberal. Una fuerza política que se dice popular NO puede echarle la culpa al Pueblo de equivocarse. No supo interpretarlo y punto. Después podemos debatir con más o menos argumentos como hacemos para realmente expresar lo que la comunidad en donde vivimos necesita, y cómo hacerlo de la mejor manera. Pero si alguien llega a la conclusión que tiene la verdad y que la mayor parte de la población no, deberá reconocer que eso no es ser políticamente popular. El Peronismo nos enseña que nosotros ACOMPAÑAMOS al Pueblo, ni somos vanguardia ni somos retardatarios. Sólo cuando alguien ejerce el noble acto de la conducción, además de acompañar y leer en el Pueblo puede realizar la orientación más conveniente para su comunidad. Y como peronistas sabemos que conducir no conduce cualquiera. La conducción es un arte y una ciencia que requiere del máximo amor expresado en el servicio al Pueblo.
¿Por qué una fuerza política como el Frente de Todos gana en Mendoza una elección primaria (PASO) a nivel nacional y un mes después pierde la elección provincial de gobernador? No voy a agotar las respuestas en estas pocas líneas, pero voy a arriesgar algunas.
Ninguna comunidad que se exprese libremente va en contra de sus intereses. Como se verá, esto contiene una verdad y enuncia también sus límites. Es claro que nadie que sea absolutamente libre se equivoca, pero también es cierto que vivimos cada uno y todos en comunidad condicionados por un sinnúmero de circunstancias que no nos hacen absolutamente libres. Entonces en una sociedad de masas como en la que vivimos, los condicionamientos del error y la mentira hacen mella. Si el poder de los medios de comunicación proponen una cultura que se basa en el egoísmo, el éxito, la avaricia, el materialismo y el escape fácil del aislamiento, es esto sobre lo que tendremos que combatir, no a nuestros prójimos que están en este error. Y combatir esta batalla con las mismas armas que el enemigo no va conducirnos sino a derrotas tras derrotas. Y la división es un arma de ellos.
El Peronismo es lo que las características de cada pueblo le aporta federalmente. Así como no es lo mismo el pueblo de Mendoza que el pueblo de San Luis, o el de Entre Ríos, tampoco sus peronismo lo son. Somos Nación en tanto lo que federalmente somos. Entonces no es válido compararnos.
La mayor parte del electorado mendocino pudo ver en la construcción política del Frente de Todos a nivel nacional algo que no vio en la construcción política del Frente de Todos en Mendoza: unidad sin dobleces, sin condicionamientos. Esa unidad no pudo ser ofrecida al Pueblo de Mendoza por errores de la dirigencia provincial. El Pueblo de Mendoza nos vio como un rejunte de dieciocho tolderías y no como un proyecto único. Cada uno cuidando su quintita y sin generosidad. Y ya sabemos, se prefiere malo conocido que bueno por conocer. Debo decir que aún creo que la compañera Anabel hubiera hecho una mejor gobernación que el déspota actual y el que viene. Pero ese lujo de candidata pereció en el armado de internas no resueltas.
¿Cómo salimos de esta situación? Es el Peronismo el que nuevamente tiene la respuesta. El Peronismo como Movimiento, no como un partido liberal más. El Peronismo como lectura y solución hecha desde y con la comunidad donde vive y no como espacio de competencia por los cargos únicamente. El Peronismo busca la expresión democrática popular como herramienta de construcción de la comunidad y su gobierno, con un Estado que sirva a esos intereses y no a los intereses de unos pocos, aún de aquellos bienintencionados.
El 27 de octubre asoma como una oportunidad de cambiar la orientación del gobierno del Estado Nacional. En Mendoza nos queda la oportunidad de ayudar a la construcción de un proyecto que realmente exprese las necesidades y las soluciones que la sociedad mendocina requiere. No debemos temerle a palabras como orden, conservación, paz, tranquilidad, porque también nos constituyen. La batalla es porque no queremos el orden neoliberal, no queremos la conservación neoliberal, no queremos la paz neoliberal, no queremos la tranquilidad neoliberal. Queremos cambiar el signo de estas palabras. Mejor dicho, queremos junto a los mendocinos de buena voluntad darles a estas palabras elsentido del humanismo cristiano que anida en el Pueblo de Mendoza. A nivel nacional nos queda un profundo trabajo para la unidad del Pueblo Argentino y la recuperación del Hombre Argentino, bajo las banderas de la Justicia Social, la Independencia Económica y la Soberanía Política en una Patria Grande liberada.
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