El capitalismo y la represión que conlleva mantenerlo, no se detiene por crisis y pandemias, mientras tranquilamente escribo en mi casa, el Estado asesino de Colombia mata seres humanos por el simple hecho de intentar que no los exploten aún más para que Uribe y sus primos no se sigan llevando toda la guita que el emperador de Nueva York permite. El autoritarismo de las grandes burguesía es parte de la historia capitalista, lo hemos sufrido todes, no ha sido dejado de lado por emergencia sanitaria. Siempre que el pueblo luche, enfrente estará Robocop para enfrentarlo.
Las crisis capitalistas son tan duras para el pueblo como el bicho mismo Desde el lado de la gran burguesía no es un solo un problema que no se pueda vender, sino que no se pueda vender rápido para mantener la tasa de ganancias, como tan sabiamente recordaba Marx. La burguesía impulsa que todas las crisis las pague el pueblo recortando el “gasto” social, por eso, entre tantas cosas, no se mantiene hoy en Argentina el Ingreso Familiar de Emergencia por algunos meses para toda la población que no puede salir a trabajar, aunque el gobierno nacional ha reforzado otros aspectos de la inversión social. Ni El FMI, los bancos, ni la gran burguesía argentina están dispuesto a poner nada para que muera menos gente o se invierta más en la población de menos ingresos. Cuando la burguesía gana menos hay que ajustar a los pobres, esa es la consigna.
Acompañando a su patrones, la derecha política argenta casi en la peor caricatura de sí misma, y eso que son todas feas, ensayó desde el negacionismo total, el repudio a las vacunas y el amor repentino por la educación pública que desprecian y desfinancian en sus gobiernos. Atribuyéndose la defensa de las libertades públicas prioritarias, tales como contagiar a quien yo quiera y ser taxi gratis del virus todas las veces que se me ocurra. Es preocupante que estas malas traducciones del inglés tengan algún grado de consenso en la población, que quema barbijos en exaltadas marchas. No sólo se explica esto por el monopolio que el discurso conservador tiene en los grandes medios de comunicación sino también habla bastante de quienes pensamos opuesto.
Las crisis capitalistas ni sanitarias, tampoco son siempre la víspera de un nuevo mundo, aunque sea tan poco nuevo que como advierte Byung Chul Han, sus colegas europeos lo llaman “Nuevo Orden”. El “cuando peor, mejor” que tan ingenuamente suelen repetir algunos autodefinidos de izquierda, casi siempre es “cuando peor, peor”, sobre todo para el pueblo pobre que necesita la cena de esta noche no que su autoproclamada dirigencia anticipe peores mundos. El nuevo mundo no sale sólo de la crisis sino de las mayorías unidas por pensamientos, sentimiento y acciones colectivas. Elementos de la historia que la niebla virósica no deja ver aún.
Mientras escribimos, alguien tiene miedo, alguien se ahoga, alguien se muere. Eso es lo que importa o debería al menos.