La balada del equilibrista y el cisne negro

Crónica de las PASO mendocinas con el diario del lunes. Dos protagonistas y cuatro diferenciaciones.
Podemos rastrear hace más de un año esta curiosa elección mendocina donde se dieron verdaderas internas al menos dentro de los frentes donde pivotean como ejes la UCR y el PJ, estos partidos mayoritarios aún, que elección tras elección demuestran una capacidad de adaptabilidad a esta nueva era de frentes o coaliciones que aparecen en todos lados. Es desde adentro de estos frentes donde se manifiestan las “diferenciaciones” sobre las que tratará este artículo.

Podemos rastrear hace más de un año esta curiosa elección mendocina donde se dieron verdaderas internas al menos dentro de los frentes donde pivotean como ejes la UCR y el PJ, estos partidos mayoritarios aún,  que elección tras elección demuestran una capacidad de adaptabilidad a esta nueva era de frentes o coaliciones que aparecen en todos lados. Es desde adentro de estos frentes donde se manifiestan las  “diferenciaciones” sobre las que tratará este artículo. Diferenciaciones de un esquema político que tiene más forma de archipiélagos que de continentes  (de diez candidatos/as solo uno superó el 20 % y ninguno el 30 %).  Diferenciaciones que son un juego de identidades, de  espejos rotos, porque cada una de ellas intento diferenciarse del espacio que formaban para dominarlo, con distinta suerte claro. Conservando identidades y reconfigurándolas algunos, y otros intentando construir identidades nuevas con herramientas de un pasado no muy lejano. 

La diferenciacion del radicalismo mendocino  

A mediados del año 2018 ya se comenzaba a instalar la discusión sobre si las elecciones en Mendoza serían unificadas con las nacionales. El  gobernador Cornejo no solo no era ajeno, sino que pecho el carro del desdoblamiento lentamente hasta instalarlo como posibilidad y concretarlo en el imaginario colectivo definitivamente días antes de las elecciones con un panfleto informativo del Gobierno de Mendoza que, luego de sus instrucciones básicas, remataba con un cartel en rojo que decía “No se vota presidente”. Demasiado evidente. El radicalismo busco mantener su propio electorado en Mendoza  y lo obtuvo;  logró el objetivo de que al menos en esta elección PASO, el fracaso económico del gobierno nacional  no condicionara el balance de un gobierno provincial que no paso grandes sobresaltos en cuatro años y  donde un publicitado orden administrativo y una  adhesión a veces disimulada y a veces no tanto al pensamiento conservador y al orden autoritario; conformaron una gestión del gobernador Cornejo muy sintonizada con los intendentes radicales del Gran Mendoza. Estos últimos como los coroneles de la “revolución de las veredas”, las plazas y la refacción permanente de los espacios públicos.

La fórmula con más votos y el gobernador

Logró que la falta de crecimiento económico y el deterioro de la vida de los mendocinos, fueran hábilmente adjudicadas en parte al Gobierno de Macri y en parte a la herencia peronista local. El equilibrista de la supervivencia en el poder Alfredo Cornejo, que de esto sabe y mucho, manejo con tiempismo y astucia la administración de los sucesivos conflictos. El resultado: logro dejar primero en la línea de largada a un radical de la estructura como Rodolfo Suarez que intentara llevar su figura de administrador gris  a la casa de gobierno, tal vez luchando contra sus propias habilidades de orador, tal vez resguardándose en la vidriera de la gestión de Capital; cubriéndose del vendaval económico y político que lo azota por arriba en el turbulento andar de un Macri cada día mas lejos de su continuidad, que logra récords tan calamitosos como la baja del consumo de alimentos esenciales como la leche y la carne, la desindustrializacion. acelerada, y calamidades de ese tono.  

La diferenciación De Marchi

Por dentro del espacio panradical conducido por Cornejo, apareció la segunda diferenciación.   Una nueva regeneración de lo que otrora fuera el conservadurismo ganso mendocino. Omar de Marchi asomó  recolectando los restos políticos y sociales que nutrieran al Partido Demócrata, más los radicales no elegidos por Cornejo para protagonizar la era Suarez. A ese  armado lo regaron con apoyos  morales y de los otros los sectores empresarios que creyeron que en Mendoza, al igual que en la Argentina, podía  gobernar uno de los suyos, sin intermediarios egresados del Liceo Espejo.   Mientras que el líder anterior de esta derecha mendocina, Marcos Niven aterrizo con los dientes en una interna en Junin donde saco 1200 votos; a Omar de Marchi le alcanzo para triunfar en Luján de Cuyo, retener el liderazgo cambiemita allí, y esquivar las tumbas carneras con las que el Ministro de Economia de Cornejo Martín  Kerchner intento derrotarlo y siguió rodando pendiente abajo. No parece ser el fin de esta diferenciación sobre todo porque el voto anida en sectores que quizá encontraron un exponente de sus realidades y aspiraciones y sintoniza con el neoconservadurismo ideológico que campea en Latinoamérica bajo la conducción imperial  relanzada en el  patio trasero del país del Norte. 

La diferenciación nac &pop

En el peronismo mendocino, el cisne se volvió negro. Los remotos años 90, cuando el equipo de los mendocinos acompañaba la época menemista con su propia particularidad, dejaron un legado estructural: las comarcas peronistas. Se sucedieron azules, naranjas, corrientes, califatos, etc. Un sujeto político que se vertebraba durante la primera década del 2000 en alianzas de regiones que terminaban empatando;  empate que fuera destrabado dos veces sucesivas por las artes de Juan Carlos Mazzon; eligiendo a Jaque y Perez como Gobernadores. Pero sintomáticamente, ninguno de los dos pudo ser la cabeza única de esas alianzas; las partes eran fuertes y arraigadas y la cabeza no asomaba con la fuerza de un liderazgo. Primero llego Cornejo y tomo el poder y hasta quiso descabezar a las comarcas impidiendo las reelecciones municipales; fracasó e incluso fue humillado por un cuatro triunfos rutilantes de las comarcas peronistas.   Pero el cisne ya estaba adentro.

Anabel Fernandez Sagasti

Hubo un año que fue clave políticamente en el país. En el 2009 no solo el peronismo de Nestor Kirchner se reconfiguraría para la disputa hegemónica nacional, sino que dentro de este movimiento nacería la línea “mil flores”. Nestor Kirchner eligió un sujeto político en escape al futuro, la juventud clase media de la universidad pública y todo lo que se aglutinara a su alrededor. Quizá inspirados en sus orígenes, los Kirchner “bendijeron” a jóvenes parecidos a ellos. Y  en las provincias de Mendoza y de Buenos Aires, este proyecto cuajo apenas unos días atrás. La interna ganada en Mendoza por Unidad Ciudadana en la candidatura de Anabel Fernandez Sagasti y  la candidatura de Kiciloff en provincia de Buenos Aires, deben ser leídas con sus particularidades pero también en la coincidencia de la maduración de un proceso político que es de todo menos espontaneo. En lenguaje político, podríamos decir que han surgido a protagonizar algunos de esos “cuadros” políticos formados en ese proceso kirchnerista. Estos han logrado protagonizar y disponer la conducción de procesos electorales de fondo, en disputas por representaciones provinciales muy grandes e importantes en la Argentina.

Años atrás, en Mendoza aterrizaría “desde arriba “ este fenómeno político, con una voluntad inquebrantable de lealtad e identificación con Cristina Kirchner y un apoyo cerrado de esta hacia ellos; se formó una organización de jóvenes que en sucesivos movimientos fueron desplazando a quienes no se disciplinaban a la conducción local  elegida por Cristina, e incorporando a quienes aceptaran estas reglas de juego. Y fue así que también, progresivamente, una parte de la vieja estructura de las comarcas peronistas,  renacería bajo las banderas de esta nueva “juventud maravillosa” del peronismo siglo XXI, convirtiéndose en los coroneles de infantería  territorial de este proyecto. Aportando por abajo a lo  que Cristina traía por arriba (un caudal masivo e intacto de votos). Ensamblados así, se dispusieron a desplegar a Anabel Sagasti como una figura popular, al menos con un modesto programa político (el 90 % de los candidatos de las PASO no lo tenía), reivindicando las políticas inclusivas del  kirchnerismo, y mostrando también un pragmatismo muy filoso que la llevo a acordar con Cornejo políticas judiciales con claroscuros que pusieron en riesgo la los niveles de autonomía judicial del poder político, a la vez que aportaron una reforma democrática en el mismo poder como el juicio por jurados.

Alejandro Bermejo, su compañera de fórmula Da Dalt y el kirchenrista Guillermo Carmona

En dos oportunidades, 2015 y 2017  los hermanos Bermejo  (Maipu ) y los hermanos Felix (San Rafael) le arrebataron al kirchnerismo el liderazgo electoral que buscaba, la tercera fue la vencida y por apenas  10000 votos,   Anabel Sagasti se impuso a Alejandro Bermejo .

Dos cosas son reales: la paridad y la fragmentación son un desafío enorme  para este espacio; y al mismo tiempo, la novedad que la candidatura de Sagasti expresa, puede crecer en el electorado siempre que se disponga a continuar “cazando fuera del zoológico”; sobre dos ejes:  en primer lugar buscando el acuerdo y el acompañamiento del peronismo clásico y el kirchnerismo alejado, lo que daría la base del voto peronista que se expresó el pasado 9 de junio en las PASO.  Y luego  buscando convocar a todo el voto opositor en Mendoza, compuesto por variopintas minorías y no tanto. En este terreno la situación comparativa de Anabel  es mejor que la del radicalismo en cuanto buscar la representación de un grupo social que es casi el 35 % del padrón: los jóvenes. Ella misma, con sus 34 años , casi es una de ellos. Si bien la estigmatización “camporista” parece un poco extemporánea, Anabel no debiera dejarse atrapar allí, el radicalismo ya comenzó esa operación político mediática y parece que intentará profundizarla, ya que este pensamiento cuenta con receptores ávidos de etiquetar “ultra K” a diestra y siniestra. 

Una gran definición conceptual de lo nacional y popular en los países periféricos como el nuestro es su carácter diverso. La famosa alianza policlasista del peronismo, se puede nutrir de  las minorías y mayorías definidas sectorial o temáticamente con reivindicaciones sociales activas. La juventud , el género, la protección ambiental y el enfrentamiento al capitalismo de countrie que tanto daño deja en los sectores populares y medios; son terrenos que la revolución de las veredas casi no pisa o lo hace con maquillajes no muy creíbles. En ese terreno el peronismo de Anabel y compañía se puede mover muy bien hacia arriba en la preferencia electoral, ya sea con herramientas adquiridas por tradición peronista territorial, como por su potencialidad de ser interprete de las demandas progresistas de una sociedad en disputa de sentidos. Polarizar significa acumular lo disperso y a veces aparentemente en tensión; encontrar y canalizar las coincidencias en la oposición al modelo conservador del pan radicalismo, montándose en la representación de los estados de ánimo de las mayorías. Estos tampoco son claros y prístinos, al contrario presentan claroscuros que es necesario decodificar.

La cuarta diferenciación

No la identificamos con un espacio, porque esta es doble. Su único punto de unidad es que la tarea que tienen por delante es la misma: romper la polarización. Hablamos de Ramón, Vadillo y su Protectora; y de la izquierda del FIT con Noelia Barbeitto, que apenas consiguieron el piso para participar en la interna.

Precisamente diferenciarse es su esencia de ser en estos tiempos, la izquierda lo logró hace algunos años pero actualmente parece estar bloqueada por dos fuerzas: Una interna y es que hace varias elecciones que conservan estilos, discurso y prácticas, evitando toda innovación y crítica nueva; lo que teniendo en cuenta su relato e historia debiera ser su característica principal para seducir al pueblo de abandonar practicas y costumbres electorales. Por otro lado una lectura numérica por arriba de las PASO y su trayectoria, nos podría impulsar a pensar que Anabel aumentó su caudal precisamente desde los ex votantes del FIT, por algunas zonas de contacto que estos espacios expresan. Si así fuera seguramente los integrantes del FIT hubieran recibido con más alegría un triunfo de Bermejo en la interna.

A la inversa, Jose Luis Ramón si festeja la victoria de Anabel, no pocas ideas rondan en sus estrategas de buscar ahora la cosecha de votos en las huestes peronistas derrotadas de los departamentos. Quizá refundar ese intento de alianza que existió hace unos meses. Difícil que acepten los intendentes, los aires de unidad del peronismo nacional no recomiendan un volantazo fuera de la ruta nacional y popular.

Los cuatro candidatos para Setiembre

Faltan tres meses, es Mendoza, Argentina y gobierna el país Mauricio, que es Macri, y no sabemos si aún pilotea una nave donde los que van mas desprotegidos cada día sufren más y juntan sensaciones; al mismo tiempo que compran otras en redes y medios.

Por Rodrigo Aguilar /Sociologo

2 thoughts on “La balada del equilibrista y el cisne negro

  1. La corrupción es evidente cuando los canales de TV son propiedad de Magneto y no se investiga la deuda externa tomada lógicamente en dls ni la extranjerización de la industria vitivinícola que no paga los impuestos que sí pagarían los argentinos.Es un secreto a voces que fecovita exportó vino a granel y lo importó envasado como vino chileno. Nadie pregunta cómo los combatientes productores del este cortaban ruta porque no podían vender un vino de segunda y el silencio posterior cuando ese mismo vino ni se cotiza¿Se evaporó? Se volvió Malbec o un milagro argento convirtió agua en vino. Los mendocinos son engañados de la situación y creen vivir en Macrilandia. Nunca fue tan grande la diferencia entre pobres y ricos.

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