Por Pablo Garciarena
Abogado. Integrante Xumek (Asociación Civil
para la promoción y protección de los
ddhh)
Tal vez la vinculación parezca forzada, pero aun así me permito la licencia. Hace algunos días, en la Facultad de Derecho más importante del país (UBA) un grupo de profesoras nucleadas en la Red de Profesoras y Doctrina Penal Feminista, realizaron una intervención artística en las escalinatas de dicha facultad, junto con el colectivo “La lengua en la calle”, en el marco del 25 de noviembre, día internacional por la eliminación de las violencias por razones de género. La intervención –autorizada por la facultad- consistió en escribir con tiza en las escaleras la leyenda “reforma judicial transfeminista”. Esto generó un “escándalo mayúsculo” que recorrió las redes sociales y el ámbito académico de la facultad, sobre todo porque al día siguiente (como suele ocurrir habitualmente en ese espacio público y otros aledaños) se reunieron allí unas chicas que practican twerk y ensayaron en esas escaleras. “Mancharon el cemento y mostraron el culo” se dijo. Un docente –Félix Lonigro- de dicha casa de altos estudios dijo públicamente: “Han perpetrado un acto de obscenidad impropio para un ámbito universitario, lo cual constituye una contravención en el ámbito de la Ciudad de Buenos Aires”.
La conexión, insisto, tal vez algo forzada, gira en torno a la palabra “obscenidad”. En esa misma unidad académica otro varón docente y magistrado, por su experticia académica y profesional dirige nada menos que la Carrera de Especialización en Administración de Justicia”, es decir, la instancia de posgrado que permite a todo abogado o abogada formarse específicamente en aquellas materias, herramientas y conocimientos propios del servicio de administración de justicia. Dicho también en otras palabras, si se pretende hacer carrera en el poder judicial, es una formación que da “chapa”. Quien dirige ese posgrado es el Dr. Julián Ercolini.
