Para pensar en lo que pasó en estos días en la Universidad Nacional de Cuyo, quizás podríamos remitirnos al carácter clasista, racista y de democracia restringida que tiene buena parte de la universidad argentina.
El Consejo Superior de la Universidad Nacional de Cuyo, decidió el 15/06 que los votos en blanco no existen en la elección de rectora y vicerrector de la universidad.
Como en “Ensayo sobre la Lucidez” del maestro José Saramago, el consejo de poderosos de la sociedad se reúne para prohibir el voto en blanco y a quienes lo ejercen.
Lo hizo ratificando una resolución de la Junta Electoral de la universidad que había desconocido los votos en blanco 12 horas antes del inicio de los comicios del 09/06, sin que los votantes se enteren, como se decía antes “entre gallos y medianoche”:
Lo hizo tomando como “la verdad” la postura de los abogados Alejandro Pérez Hualde (hijo del funcionario de múltiples dictaduras Dardo Pérez Gilhou) y Alfredo Puebla, identificados ambos con el pensamiento jurídico conservador. Los abogados reconocieron, varias veces, la verdad del pensamiento oficialista “en las dos elecciones anteriores se computaron los votos en blanco porque no cambiaban nada, ahora no se cuentan porque importan”, reconociendo lo político de su argumento. La versión oficial olvidó también que hubo facultades en elecciones anteriores donde había dos listas y se realizó segunda vuelta.
Con “la verdadera” y “única” opinión de los juristas, una acotada mayoría de consejeros y consejeras se basaron en argumentos como “objetividad”, “neutralidad”, “linealidad” para una decisión política. Aunque parezca raro escuchar esas posiciones.
Para ignorar la postura política del 6% que votó en blanco se argumentó permanentemente a favor de la voz de los especialistas, como la única “verdad” , negando cualquier posibilidad de interpretación política de los argumentos conservadores. Argumentos que las ciencias sociales han cuestionado desde hace como 150 años. Para la anécdota, el consejero docente de la Facultad de Ciencias Médicas se atribuyó la voz de profesores fallecidos como apoyo a su moción (nombró al doctor Alberto Binia , a quién conocí y me dijo una vez, “la Universidad de Cuyo debe ser la más conservadora de Argentina”). En la misma línea un consejero estudiantil, reclamó enojado que todes les consejeres del claustro debían votar por el oficialismo porque la fórmula Sánchez-Fidel había sacado el 60% en ese claustro, en su entender “unanimidad”, estudiantes que se dicen reformistas.