En cuanto a las resistencias para “volver atrás” de algunas jurisdicciones provinciales. Cabe recordar que el mismo Rodolfo Suárez hablo claramente de modo on/ off según la cantidad de contagios, aunque luego el off ha sido siempre muy light. Posiblemente decidió privilegiar gobernar por encuestas y no contradecir al sentido común de sus electores, relegando lo dicho a segundo plano.
En este giro, común a la oposición vernácula, incidió que la derecha percibió que nuevas restricciones requerían ampliar la esfera de acción de los Estados. Desde creación organismos de control, aumentando su eficiencia e injerencia hasta asistencia económica a través de transferencias es decir redistribuyendo ingresos de unos para darle otros. Pudiendo abarcar aspectos nimios como el control del cumplimiento de protocolos y el establecimiento de las sanciones correspondientes. Hasta algunos de otra escala y magnitud como el impuesto a las grandes fortunas, mayor control a la evasión impositiva y la fuga de capitales, avanzar en el control de las cadenas de valor y los precios o idear herramientas para contribuir a la auto organización de la sociedad.
La derecha neoliberal aboga por el laissez faire en materia de manejo de la pandemia, por eso en los municipios de JxC costaba encontrar controles a protocolos y a salidas por DNI. Si la capacidad del Estado está debilitada por las políticas neoliberales, no hicieron el mínimo esfuerzo por reestablecer sus potestades. Es el gobierno que te deja hacer lo que quiera, cuídate vos según lo que creás y pienses. En contraste, desde el movimiento nacional y popular debería abogarse por un gobierno que te guíe y te cuide en función de que posee mayor conocimiento (por ejemplo, la opinión de los mejores científicos del país), que te informa y te concientiza a partir de campañas de comunicación en grandes y pequeños medios, que deben ser tan “pesadas” como spot de campaña política.
Entonces la apuesta del arco opositor fue a la desestabilización, al caos y a la negación. Negacionismo (que lleva al caos sanitario y al “sálvese quien pueda” en el entramado social) replicado por los medios hegemónicos, pero huelga decir es caja de resonancia de una subjetividad neoliberal a la cuál le resulta difícil pensar en cotidianeidades y escenarios contradictorios con ese sentido común dominante. Como dijo Margaret Thatcher: “La economía es el método, el objetivo es cambiar el corazón y el alma” vaya que lo lograron en algunos casos.
Cabe dejar claro que, desde la derecha, pregonan al negacionismo y la libertad individual como valores supremos lo que desemboca en el caos, pero llegado el momento los muertos y la explosión de casos se los facturaran a Alberto. Y a nivel de ciudadanía, me animo a decir que también se verá a Alberto como máximo responsable (excepto que haya posiciones de desobediencia civil como la que exhibe Larreta desde el último DNU). Pero para eso hay que ir “con la pierna fuerte” como fue Alberto Fernández en el último decreto, aunque no sólo para el AMBA. En caso contrario Suárez y compañía les tomarán el tiempo, y volverán a reescribir decretos, leyes o disposiciones. Ya lo han hecho, no es necesario especular demasiado.
A los valores de la oposición, desde el movimiento nacional y popular habría que contraponer otros valores supremos: la vida y la ciencia (el conocimiento científico es riguroso y metódico, también transitorio y mejorable, pero no es opinión ni ideología). Si ellos apuestan al odio y al caos, desde este lado habría que apostar a la solidaridad y a la organización. Si ellos tienen de modelo a Bolsonaro y Lacalle Pou, nosotros a Merkel y a Jacinda Ardern. ¿Quién quiere un país desarrollado, autónomo e importante en el concierto mundial? Salta a la vista.