CRISIS Y COVID

Por Patrick Boulet

jerelaut@yahoo.com.ar

fotos Ana Nanfara.

Las palabras que titulan este comentario se perciben parecidas, y como tantas otras se van naturalizando en el inicio de la primavera argenta. La voz popular parece indicar que siempre hubo crisis, y quizás pronto pensemos que siempre hubo Covid.

Sin embargo, el COVID 19 apareció en las pampas en febrero del 2020, (hace tantooo!!!) y las crisis con Caín y Abel, pero todas fueron diferentes.

Hay cierta liturgia de la mejor tradición latinoamericana de pensamiento (José Carlos Mariátegui, los Teóricos de la Dependencia, Aníbal Quijano , el Quique Dussel, … ) que trabaja muy precisamente la repetición de las condiciones de opresión y saqueo, que habían comenzado con la llegada de Cristóforo Colombo a Guanahani. La repetición de la Colonialidad y el Saqueo, no son sin embargo siempre con las mismas estrategias de parte de los sectores dominantes del mercado mundial ni sus habituales socios de cada uno de los países que las burguesía locales inventaron cuando los imperios de Europa fueron echados por la luchas de originarios y esclavos africanos.  Tampoco los sectores sociales dominantes y dominados son exactamente lo mismo, según se han ido moviendo las estructuras y el régimen social de acumulación conducido por las burguesías. Aún estas mismas han sido más representante de los banqueros del Norte o más cercanas a los intereses nacionales.

También la larga marcha de las resistencias, desde las primeras rebeliones de los Tainos hasta la pelea por sueldos justos, los derechos de las mujeres o la defensa de los bienes comunes han ido mutando al paso del aprendizaje y el camino. También en respuesta a la modificación muchas veces durísimas de las condiciones de explotación que el fantasmal “mercado” y sus representantes han impuesto e imponen a los pueblos.

La Pandemia mundial del SARC II, quizás la primera por magnitud probablemente no será la última (ojalá estemos equivocado aquí) ha empeorado las condiciones de vida de los sectores populares en todo el mundo. No inventó la explotación, la miseria ni el abandono tan constitutivos del capitalismo, pero a las claras las ha profundizado. Discutir si esto es una reacción de la Pacha ante el brutal ataque de sobreexplotación que la humanidad le ha realizado y realiza  o es una conspiración de  algunos agentes malignos (como si hubiese otros) del gran capital es una discusión interesante que no daremos en este breve comentario. En cualquiera de los dos casos, los efectos destructivos sobre la vida de los desarrapados de la tierra es el mismo, enfermedad, dificultades para acceder a los efectores de salud, desempleo y abandono social más la estigmatización por ser enfermo y pobre que ha hecho crecer el individualismo y el fascismo social tan propio de las sociedades de la competencia.

En este alejado lugar del planeta, nada ha resultado ordenado y equilibrado como durante décadas vendieron los gobiernos conservadores desde el frac y levita hasta los despreocupados funcionarios de hoy, adictos  a la vida dentro del  country, el restó cheto y el celu. 

La larga discusión si fase 1 o no, si la economía o la salud han tapado algunas cosas de fondo que el  gobierno provincial no quieren que resalten, invirtiendo fuertes sumas para que los payasos del noticiero de la noche o del programa de interés general de la mañana no digan nada.

El gobierno provincial ha basado su estrategia en la indiferencia sintetizado off de record “muchos se enfermarán, un porcentaje se morirá “y en la responsabilidad individual tan propio del pensamiento conservador del siglo XIX, un insistente discurso respecto a que la decisión de enfermarse es personal. Parece una burla para las y los trabajadores hacinados en colectivos, para que los dueños de las empresas de transporte público las sigan juntando en pala.

Las primeras medidas contra la pandemia fueron a fines de febrero, han pasado casi 7 meses, en ese tiempo el gobierno provincial habría podido montar un hospital del tamaño del actual Lagomaggiore sólo para terapia intensiva, podría haber incorporado médicos y enfermeros jóvenes para empezar a formarlos en atención de pacientes críticos. Probablemente no habrían completado su formación hoy, pero estarían haciendo muchas cosas para ayudar a un paciente que le falta el aire. Esa decisión es política, se gasta un montón de plata en pauta publicitaria para que los medios de comunicación masiva no muestren el desastre que es la salud mendocina, la cual daría muchas más respuestas si esa plata se hubiera invertido en ella. El gobierno no invirtió ni invierte en la ampliación de efectores públicos de salud, los actuales están superados en su capacidad edilicia, humana y de aparatología por lo cual hace al menos un mes que están mandando a los enfermos a su casa y que sea lo que la ventura quiera con su vida.

Las miles de anécdotas respecto a la imposibilidad de conseguir ambulancias o atención médica mínima conforman la tragedia diaria con agravamientos y hasta fallecimientos evitables, que son sólo responsabilidad del poder político provincial.

Desde el otro lado de la calle, el panorama tampoco es muy claro. El miedo y las revoluciones no suelen caminar juntos, desde lo social y personal las sombras de pánico llevan a cerrarse y a la lucha de todes contra todes, para apoderarse de los últimos botes. Los tiempos de la pospandemia, “nueva normalidad” en el discurso conservador, no sólo necesitarán recursos materiales, latiguillo común de nuestros días, sino también sueños y proyectos de nueva sociedad, como casi siempre en la historia la revolución social puede ser la salida que atienda los interés de la mayorías. Revolución social que siempre está por a hacerse y que será muy diferente a cualquier proceso histórico.

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