Arte y Cultura

“CHE, AL FIN LLEGASTE”

Mario Santos escribio estas palabras tras la partida de

su amigo Manuel Corominola periodista y escritor de gran trayectoria  Corominola 

(Para Manuel, en la hora de la luz)


No es fácil despedirte, Manuel.
Uno cree que está preparado,
pero siempre duele un poco más de lo esperado.
Duele el silencio de tu silla,
duele la risa que no se repite,
duele el hueco que dejás
como si hubieras salido por un rato y no volvieras.

Algunos lloran por la ausencia.
Otros, porque no saben qué hacer con tanto recuerdo.
Y están los que miran la muerte de frente
y sienten vértigo,
como si les soplara en el alma.


Pero vos…
vos la miraste distinto.
Con esa mezcla de sabiduría, ternura y picardía
que se te daba tan bien.
Como quien sabe que la muerte no es el final,
sino el comienzo de otro juego.


Vos reís conmigo,
aunque yo no te vea.
Y cuando me muera,
lo único que quiero
es entrar al cielo
y oírte decir:
—¡Che, al fin llegaste! ¡Me tenías preocupado!


Porque así eras, Manuel:
el que abrazaba antes de preguntar,
el que hacía espacio en cualquier mesa,
el que dejaba una broma colgada en el aire
para que alguien la encontrara cuando más la necesitaba.


Nos duele tu partida, sí.
Pero más nos consuela saber
que viviste sin deberle nada a la vida,
y que ahora, seguramente,
le estás enseñando a los ángeles a hacer un buen asado
sin quemar las costillas.


Nos quedamos acá, Manuel.
Un rato más.
Jugando a ser buenos.
Aprendiendo a reírnos del miedo.
Y buscando en cada abrazo
una miguita de tu risa.

Gracias por todo.
Y si podés, andá guardando lugar allá.

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